Es ya una costumbre para él acostarse casi a diario a las tres o cuatro de la mañana pues no solo de presentaciones con su agrupación se trata sino que a diario también tiene que practicar. Los años de práctica que lleva se reflejan en sus manos, muchos de sus dedos tienen cayos.
Desde los 15 años empezó en este mundo musical, llevado por amigos descubrió su verdadera vocación. Aun se encuentra estudiando en la escuela nacional de folclore José Maria Arguedas, claro, cuando el tiempo y el cuerpo se lo permiten.
Los preparativos antes de las presentaciones son todo un alboroto, la gente corre de un lado a otro, todos se alistan rápidamente, aquí nadie mira a nadie, todos se preparan para salir al escenario. Recuerda que la primera vez que toco frente al público como todo novato estuvo muy nervioso pero la música fluyo por sus venas y le hizo olvidar que ahí había gente mirándolos.
El mundo musical da muchas ganancias y Pablo lo ha sabido aprovechar. Gracias a ello ahora apoya a su familia y les ha podido dar una mejor calidad de vida. Hace casi ya dos meses pudo comprarse su propio auto, el que se vuelve un ahorro ya que no gasta en taxi al salir de sus presentaciones pero se vuelve todo un peligro pues en varias ocasiones a estado a punto de chocar por dar unas pestañeadas.
Sus días seguirán siendo iguales, con las amanecidas y su vida nocturna. Las ganas de salir adelante que tiene y su gusto por la música hacen que quiera crecer cada vez mas en este mundo musical que, si sabe aprovechar le puede dar muchos beneficios a futuro.
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